Al nacer los bebés suelen tener los ojos de color gris o azul claro, luego el iris se oscurece a medida que se acumula más melanina en los melanocitos.
Se debe a que las células productoras de melanina, la sustancia responsable de dar color a la piel, el pelo y los ojos, aún no están maduras y fabrican poco pigmento. A lo largo de los primeros seis meses, irán definiendo el color que tendrán de acuerdo a la genética. Incluso en algunos casos, durante el primer año la pigmentación del iris puede seguir incrementándose.
Al final de la vida se cierra el ciclo con una pérdida de la pigmentación en el iris como consecuencia del envejecimiento.